martes, 27 de octubre de 2015

Encuesta educación no dirigida: Descripción general de los resultados

Encuesta a adultos que han recibido una educación no dirigida I: Descripción general de los resultados

75 adultos que no han ido al colegio cuentan las experiencias de su infancia y de su vida adulta.

Publicado el 7 de junio de 2014 por Peter Gray en Freedom to Learn

En un estudio anterior al que vamos a describir aquí, mi compañera Gina Riley y yo realizamos una encuesta a padres de familias que optaban por la educación no dirigida (unschooling), es decir, familias cuyos hijos no iban al colegio y no recibían una educación en el hogar siguiendo un sistema curricular (homeschooling), sino que dejaban que los niños se encargasen de su propia educación. El anuncio para buscar participantes en el estudio se publicó en septiembre de 2011 en mi blog y en otros sitios web. Un total de 232 familias que cumplían los requisitos de participación respondieron y cumplimentaron el cuestionario. La mayoría de los participantes eran madres; solo 9 de ellos eran padres. En el estudio, planteamos preguntas sobre sus motivos para preferir la educación no dirigida, sobre los caminos que siguieron para llegar a esta forma de aprendizaje y sobre las principales ventajas y desafíos de la educación no dirigida, según sus experiencias.

Publiqué los resultados de dicho estudio en una serie de tres artículos en este blog. Junto con Gina, también publiqué un artículo relacionado con el estudio en Journal of Unschooling y Alternative Learning. Como era de esperar, los participantes en la encuesta se mostraron muy entusiastas y positivos con respecto a la educación no dirigida según sus experiencias. Describieron ventajas relacionadas con el bienestar psicológico y físico de sus hijos, así como con la mejora de su vida social, de la eficacia de su aprendizaje y de su actitud al respecto. También escribieron sobre la cercanía y la armonía familiar, además de la libertad que les proporcionaba el hecho de no tener que seguir una programación impuesta por el colegio, lo cual suponía ventajas para toda la familia. Los retos que describieron estaban relacionados, principalmente, con el hecho de tener que defender su educación no dirigida ante personas que no entendían o que desaprobaban esta opción, y de tener que superar algunos de sus pensamientos generalizados sobre la educación arraigados en su cultura.

A raíz de los resultados de la encuesta, nos preguntamos qué pensarían las personas que habían recibido una educación no dirigida sobre esta experiencia, a diferencia de la encuesta para sus padres. También incluimos preguntas sobre las posibilidades que habían tenido estos niños posteriormente para realizar estudios superiores, en caso de que los hubieran realizado, y para encontrar un empleo remunerado y gratificante. Todas estas preguntas nos llevaron a una encuesta que realizamos con adultos que habían seguido una educación no dirigida, la cual se describe en rasgos generales en este artículo y, más detalladamente, en otros tres más.

Método de investigación para nuestro estudio sobre adultos que han recibido una educación no dirigida

El 12 de marzo de 2013, Gina y yo publicamos en un anuncio para captar participantes. Otras personas que lo vieron lo publicaron también en varios sitios web y lo distribuyeron en medios sociales online. Para asegurarnos de que los posibles participantes comprendieran lo que queríamos decir con “educación no dirigida”, lo definimos en el anuncio de esta manera:

“La educación no dirigida (unschooling) consiste en no escolarizar a los niños. Los padres que optan por una educación no dirigida para sus hijos, no los llevan al colegio y no hacen en casa el tipo de cosas que se hacen en el colegio. Más concretamente, no establecen un plan de estudios para sus hijos, no les exigen realizar actividades específicas con fines educativos ni los evalúan para determinar su progreso. En lugar de eso, dan libertad a los niños para que descubran sus propios intereses y aprendan, a su manera, lo que necesitan saber para desarrollarlos. No obstante, los padres pueden, de distintas formas, proporcionar un entorno propicio y un apoyo externo para el aprendizaje de los niños. En general, las personas que reciben una educación no dirigida ven la vida y el aprendizaje como un todo”.

A continuación, en el anuncio se indicaba que los participantes debían (a) tener al menos 18 años; (b) haber recibido una educación no dirigida (según la definición anterior) durante al menos dos años correspondientes a los años de instituto, y (c) no haber cursado 11.º y 12.º grado (equivalentes al bachillerato español) en el instituto.

En el anuncio se incluía la dirección de correo electrónico de Gina y se pedía a los posibles participantes que contactaran con ella para recibir una copia del formulario de consentimiento y del cuestionario. La encuesta contenía preguntas sobre el género del encuestado; su fecha de nacimiento; su experiencia relacionada con la educación formal, la educación en el hogar y la educación no dirigida (así como los años en los que había seguido cada una de ellas); los motivos por los que había recibido una educación no dirigida (tal como los entendiera); la función que habían desempeñado sus padres en su educación durante sus años de educación no dirigida; los estudios de educación superior reglados que hubiera realizado, si era el caso, con posterioridad a su educación no dirigida (incluyendo cómo accedió y se adaptó a los mismos); su empleo actual; su vida social durante su crecimiento y en la actualidad; las ventajas y los inconvenientes que le supuso la educación no dirigida, y, finalmente, su opinión sobre si escolarizaría o no a sus hijos.

Recibimos los cuestionarios completados en un período de seis meses, y Gina y yo, por separado, los leímos y releímos para crear un sistema de codificación, a partir de un análisis cualitativo, con el objetivo de categorizar las respuestas. Cuando nos pusimos de acuerdo en un sistema de codificación, volvimos a leer las respuestas por separado para valorarlas en función de la codificación establecida y, a continuación, comparamos nuestras valoraciones individuales y resolvimos las discrepancias cara a cara.

Los participantes y la división en tres grupos

Un total de 75 personas que cumplían los requisitos completaron y enviaron la encuesta. 66 de ellas eran de los Estados Unidos y 9 de otros países. La edad promedio de los encuestados era de 24 años, en un intervalo de entre 18 y 49 años. 8 de ellos eran adolescentes, 48 tenían entre 20 y 30 años, 17 tenían entre 30 y 40 años, y 2 entre 40 y 50 años. 58 (77 %) de ellos eran mujeres, 16 eran hombres y 1 de ellos se identificó comoqueer. La alta proporción de mujeres probablemente represente una tendencia general de las mujeres a ser más receptivas que los hombres ante la solicitud de participación en encuestas. No significa que haya más niñas que niños que reciban una educación no dirigida; de hecho, nuestro estudio anterior sugería que la balanza se inclinaba en la otra dirección, ya que el número de chicos que recibían una educación no dirigida en las familias que respondieron a la encuesta era ligeramente superior que el de chicas.

Para poder establecer comparaciones, dividimos a los encuestados en tres grupos en función del último curso que hubieran realizado en el colegio o como parte de una educación dirigida en el hogar. El Grupo I se componía de las personas que nunca habían estado escolarizadas: no habían realizado el K-12 (educación secundaria) ni habían recibido una educación dirigida en el hogar (en este informe, también nos referimos a este concepto con “educación en el hogar”, es decir, la enseñanza en el hogar que no implica una educación no dirigida). El Grupo II estaba formado por personas que habían recibido una educación formal, ya fuera en el colegio o en casa, durante uno o más años, pero sin llegar a superar 6.º grado. Y el Grupo III lo componían las personas que habían recibido una educación formal, durante al menos un año, ya fuera en el colegio o en casa, y en cursos superiores a 6.º grado. Por lo tanto, en teoría (y de hecho), los componentes del Grupo II podían haber recibido una educación dirigida en el colegio o en casa en algún momento comprendido entre el año y los 7 años de edad (K-6), y los componentes del Grupo III podían haber recibido una educación dirigida en el colegio o en casa en algún momento entre el año y los 11 años de edad (K-10).

En la tabla siguiente, se muestran desglosados algunos de los resultados estadísticos que obtuvimos en los tres grupos. En los encabezados de las columnas se indica el número de participantes de cada grupo. Las tres primeras filas de datos reflejan, respectivamente, el promedio y el intervalo de edades, el promedio y el intervalo de años totales de educación en el colegio y en el hogar y el porcentaje de mujeres en cada grupo. Se observa que el número de participantes de cada grupo era muy similar, así como la edad media y la proporción de mujeres, pero, por supuesto, diferían en la relación entre el número de años de educación dirigida y de educación no dirigida.
RESUMEN DE DATOS(según análisis preliminar) 
Educación no dirigida.



N = 24 
Educación no dirigida tras 6.º grado.

N = 27 III. Educación dirigida tras 6.º grado.N = 24

Edad: Promedio (intervalo) 24 (18-35) 25 (19-37) 24,5 (18-49)

Años de escolarización+educación en casa: Promedio (intervalo) 0 (0-0) 5 (1-7) 8 (1-11)

Sexo: % de mujeres 19/24 = 79 % 20/27 = 74 % 19/24 = 79 %

Estudios superiores reglados 18/24 = 75 % 23/27 = 85 % 21/24 = 88 %

Tiene o estudia Bachelor’s o superior 14/24 = 58 % 12/27 = 44 % 7/24 = 29 %

Trabajo relacionado con intereses de la infancia 21/24 = 88 % 19/27 = 70 % 18/24 = 75 %

Independencia económica 11/15 = 73 % 18/21 = 86 % 14/19 = 74 %
*8. Trabajo/carrera profesional en arte/cine/teatro/escritura 19/24 = 79 % 9/27 = 33 % 8/24 = 33 %

Muestras de emprendimiento 15/24 = 63 % 14/27 = 52 % 11/24 = 46 %

“Sí” rotundo a que sus hijos reciban educación no dirigida 18/23 = 78 % 16/27 = 59 % 16/24 = 67 %

“No” rotundo a que sus hijos reciban educación no dirigida 1/23 = 4 % 2/27 = 7 % 2/24 = 8 %


*Diferencia estadísticamente significativa entre los grupos.

Sus estudios de educación superior reglados tras la educación no dirigida

La pregunta 5 de la encuesta decía: “Describa brevemente los estudios de educación superior reglados que haya realizado, en caso de existir, como, por ejemplo, en un Community College, en una universidad o en un centro de estudios de posgrado. ¿Cómo accedió a estos estudios sin tener un título de educación secundaria? ¿Cómo fue su adaptación al pasar de una educación no dirigida a una experiencia educativa de tipo más formal? Indique los títulos universitarios que haya obtenido o que esté cursando actualmente”.

Describiré las respuestas a esta pregunta con mucho más detalle en el próximo artículo de esta serie, en el que recurriré con frecuencia a las declaraciones literales de los participantes. Aquí solo resumiré algunos de los resultados estadísticos que obtuvimos a partir de la codificación de las respuestas.

En total, 62 (83 %) de los participantes indicaron que habían realizado algún tipo de educación superior. Esto incluía cursos de formación profesional (p. ej., en la escuela de cocina), cursos en un Community College (centro de estudios superior de los EE. UU. que permite realizar los dos primeros años de una titulación universitaria) y programas convencionales universitarios de Bachelor’s (similar al grado universitario) y de posgrado. Como puede apreciarse en la fila de datos 4 de la tabla, el porcentaje era bastante similar en los tres grupos.

En total, 33 (44 %) de los participantes habían completado un Bachelor’s Degree o una titulación superior, o bien eran estudiantes de un programa de Bachelor’s. Como se muestra en la fila de datos 5 de la tabla, la probabilidad de realizar un Bachelor’s Degree o un estudio superior estaba inversamente relacionada con el número de años de educación reglada realizados. La probabilidad de realizar un programa de Bachelor’s era mayor entre los componentes del grupo que nunca había recibido una educación reglada que entre aquellos que habían realizado algún año de educación reglada a partir de 6.º grado. Esta diferencia, aunque era relevante, no alcanzaba el nivel convencional de significación estadística (la prueba de Ji al cuadrado revela un p = .126).

De los 33 que realizaron estudios universitarios de Bachelor’s, 7 indicaron que anteriormente habían obtenido un diploma de educación secundaria (GED, General Education Diploma) tras superar la prueba correspondiente, mientras que 3 indicaron que habían obtenido este diploma mediante un sistema online. Las demás personas habían obtenido acceso a un programa de Bachelor’s sin un diploma de educación secundaria, salvo unos pocos casos, que habían utilizado diplomas hechos por sí mismos y que, suponemos, no tenían ningún valor oficial. Solo 7 de las 33 personas indicaron que habían realizado los exámenes de acceso SAT o ACT como vía para la admisión en la universidad. Por regla general, la puerta de entrada más común a una titulación de 4 años para estos jóvenes fueron los Community Colleges. 21 de los 33 realizaron cursos en una de estas universidades y, posteriormente, solicitaron acceso a titulaciones de 4 años con el certificado de estudios del Community College. Algunos de ellos comenzaron estos programas a una edad relativamente baja (13 años en un caso, 16 años por regla general), de modo que su carrera universitaria tuvo un comienzo temprano. Mediante la convalidación de créditos, algunos redujeron el número de semestres (y las tasas académicas) necesarios para completar un Bachelor’s Degree. Algunos de ellos también mencionaron como vías de acceso a la universidad la realización de entrevistas y la entrega de portfolios.

Las universidades a las que asistieron eran bastante variadas: desde universidades estatales (p. ej., la Universidad del Sur de California y la UCLA) hasta una universidad de la conferencia deportiva Ivy League (Cornell), pasando por un gran número de pequeñas universidades de Liberal Arts (p. ej., Mt. Holyoke, Bennington y Earlham).

Los participantes indicaron haber tenido muy pocas dificultades académicas en la universidad. Los estudiantes que nunca habían pisado una clase o leído un libro de texto empezaron a obtener notas altas y matrículas de honor, tanto en los estudios de los Community Colleges como en los programas de Bachelor’s. Aparentemente, la ausencia de un plan de estudios impuesto no les había impedido adquirir la información y las habilidades necesarias para triunfar en la universidad. La mayoría indicaron que su aprovechamiento académico era mayor que el de sus compañeros de clase, ya que no estaban quemados por una experiencia escolar previa, habían aprendido por sí mismos a actuar por iniciativa propia y de manera responsable gracias a su educación no dirigida, comprendían que era su propia decisión haber ido a la universidad e intentaban sacar el máximo partido de lo que la universidad podía ofrecerles. Unos cuantos afirmaron haberse decepcionado con el plano social de la universidad. Habían asistido a la universidad con la esperanza de sumergirse en un entorno intelectualmente atractivo y, en su lugar, se encontraron con que los demás estudiantes estaban más interesados en las fiestas de las fraternidades y en beber. Describiré este punto con mayor detalle en el próximo capítulo de esta serie.

Sus carreras profesionales

La pregunta 4 de la encuesta decía: “¿Tiene un empleo en la actualidad? Si es así, ¿a qué se dedica? ¿Su empleo actual está relacionado con alguno de los intereses o actividades que le atraían en su infancia o adolescencia, durante su educación no dirigida? Si es así, explíquelo”. Los análisis de las respuestas a esta pregunta nos llevaron a crear un breve cuestionario de seguimiento, que enviamos a todos los participantes y en el que pedíamos que indicaran y describieran los trabajos remunerados que habían tenido, que señalaran si ganaban lo suficiente como para mantenerse y que describieran cualquier aspiración profesional que tuvieran en mente en ese momento. 63 (84 %) de los 75 participantes iniciales respondieron a este cuestionario de seguimiento.

La gran mayoría de los encuestados tenían un trabajo remunerado en el momento de la encuesta. Las excepciones eran algunos de los estudiantes a tiempo completo y algunas madres con niños pequeños. El 78 % de los participantes en el cuestionario de seguimiento afirmaron que eran autosuficientes, aunque muchos de ellos añadieron que sus ingresos eran modestos y que su independencia económica se debía en parte a un estilo de vida frugal. Varios describieron la frugalidad como un valor y afirmaron que preferían tener un empleo del que disfrutaran y que encontraran útil antes que trabajar en cualquier otro empleo más lucrativo.

En general, los participantes habían tenido trabajos y carreras profesionales muy variados, pero saltaban a la vista dos generalizaciones en nuestros análisis cualitativos y en su codificación.

La primera generalización es que un porcentaje muy alto de los encuestados tenían una carrera profesional que categorizamos como “artes creativas” —que incluía bellas artes, artesanía, música, fotografía, cine y escritura. En total, 36 (48 %) de los participantes se dedicaban a alguno de esos sectores. Cabe destacar, como se muestra en la fila de datos 8 de la tabla, que el 79 % de los integrantes del grupo que nunca había recibido una educación dirigida estaba realizando una carrera de esta categoría. El hecho de que la probabilidad de realizar carreras en el campo de las artes creativas fuera mayor entre los participantes que no habían recibido una educación reglada era muy significativo estadísticamente (la prueba de Ji al cuadrado revela un p < .001).

La segunda generalización es que un alto porcentaje de los participantes eran emprendedores. En esta categoría, incluimos a los encuestados que habían iniciado un negocio propio y que vivían de él o trabajaban por llegar a vivir de él. Esta categoría se solapaba en gran medida con la categoría de artes creativas, ya que muchos tenían negocios dedicados a la venta de sus propios productos o servicios creativos. En total, según nuestra codificación, 40 (53 %) de los participantes eran emprendedores. Como puede observarse en la fila de datos 9 de la tabla, este porcentaje también era el mayor para los integrantes del grupo que nunca había recibido una educación dirigida (63 %), pero en este caso las diferencias entre los grupos no se aproximaban al nivel de relevancia estadística.

En respuesta a la pregunta sobre la relación entre su empleo en la vida adulta y sus intereses y actividades de la infancia, 58 (77 %) de los participantes establecían una relación clara. En muchos casos, la relación era directa. Los artistas, músicos, actores de teatro y otros de sectores similares habían ido transformando sus aspiraciones de la infancia en carreras profesionales progresivamente. De igual modo, otros que no pertenecían al mundo de las artes describían una evolución natural de sus aspiraciones en carreras profesionales. Como se observa en la fila de datos 6, el porcentaje que mostraba una relación más cercana entre sus intereses de la infancia y su empleo posterior era mayor en el grupo que nunca había recibido una educación dirigida, aunque esta diferencia no alcanzaba el nivel de relevancia estadística.

Todas estas generalizaciones relativas al empleo posterior de aquellos que no habían recibido una educación reglada se ilustrará en el tercer artículo de esta serie con citas extraídas de las encuestas.

Sus valoraciones sobre la educación no dirigida según su experiencia

La pregunta 7 de la encuesta decía lo siguiente: “¿Cuáles fueron, en su opinión, las ventajas principales de la educación no dirigida? Explique tanto la visión que tenía de niño como la visión que tiene ahora al respecto, según sus experiencias. En su opinión, ¿en qué lo ayudó la educación no dirigida en su transición a la vida adulta?”

Casi todos los participantes, de formas distintas, escribieron sobre la libertad y la independencia que les permitió la educación no dirigida, así como sobre el tiempo del que disponían para descubrir y seguir sus propios intereses. El 70 % también afirmaron, de una forma u otra, que la experiencia les había permitido desarrollarse como individuos con una alta motivación e independencia. Muchos también mencionaron las oportunidades de aprendizaje que no habrían tenido en caso de haber ido al colegio, la transición relativamente sencilla a la vida adulta y la saludable vida social (con personas de distintas edades) que habían tenido fuera del colegio, en comparación con la que habrían experimentado allí.

La pregunta 8 de la encuesta decía lo siguiente: “¿Cuáles fueron, en su opinión, los inconvenientes principales de la educación no dirigida? Explique tanto la visión que tenía de niño como la visión que tiene ahora al respecto. En su opinión, ¿el hecho de recibir una educación no dirigida le supuso algún impedimento en su transición a la vida adulta?”

28 de los 75 encuestados no indicaron ningún inconveniente. Para los 47 restantes, el inconveniente más común citado fue (1) tener que enfrentarse a las críticas y opiniones de los demás sobre la educación no dirigida (mencionado al menos por 21 encuestados); (2) algún grado de aislamiento social (mencionado por 16 encuestados), que, en parte, estaba relacionado con el hecho de que hubiera pocos niños que estudiaran en el hogar o que no siguieran una educación reglada en las proximidades, y (3) la adaptación social que debieron realizar en sus estudios superiores para ajustarse a los valores y estilos sociales de aquellos que habían asistido al colegio toda su vida (mencionado por 14 encuestados).

Para 72 de los 75 encuestados, las ventajas de la educación no dirigida superaban con creces los inconvenientes. Solo 3 de los participantes expresaron la opinión contraria, 2 de los cuales ofrecieron una perspectiva notablemente negativa tanto de la educación no dirigida según su experiencia, como de la educación no dirigida en general (aspecto que se tratará en mayor detalle en el cuarto artículo de la serie).

La pregunta 9 decía lo siguiente: “Si decidiera formar una familia o tener hijos, ¿cree que optaría por una educación no dirigida? ¿Por qué?” Un encuestado omitió esta pregunta. De los 74 restantes, 50 (67 %) respondieron de una manera que codificamos claramente como “sí”, y entre ellos, 8 ya tenían hijos en edad escolar y habían decidido no escolarizarlos. Del resto, 19 respondieron de una manera que codificamos como “quizás” (para ellos, dependía de factores como la personalidad y los deseos del niño, las preferencias del otro progenitor o la disponibilidad de un buen colegio alternativo cercano), y 5 respondieron de una manera que codificamos claramente como “no”. Los cinco “noes” eran de 2 de las 3 personas que consideraron negativa su propia experiencia de educación no dirigida y de otras 3 que, pese a tener una opinión positiva sobre su experiencia de educación no dirigida, escolarizarían a sus hijos por motivos diversos.

En el cuarto artículo de la serie se ahondará mucho más en las ventajas y los inconvenientes de la educación no dirigida según la percibieron y describieron los encuestados.

Limitaciones de la encuesta

Una gran limitación de este estudio es que la muestra de personas que han recibido una educación no dirigida no ha sido seleccionada al azar, sino que los encuestados han participado de forma voluntaria. Como ya se ha observado, relativamente pocos hombres respondieron a la encuesta. Un problema aún mayor es que la muestra puede representar de forma desproporcionada a aquellos que están más satisfechos con su educación no dirigida y su vida posterior. De hecho, parece muy probable que los que estén más satisfechos con sus vidas tengan más interés en compartir sus experiencias y, por lo tanto, haya más probabilidad de que respondan a la encuesta que aquellos que estén menos satisfechos. Así pues, este estudio, por sí mismo, no constituye una base para extraer conclusiones definitivas sobre las experiencias y las opiniones de todas las personas que han recibido una educación no dirigida. Con el estudio, sin embargo, se demuestra claramente que es posible tomar la vía de la educación no dirigida y, después, gozar de una vida adulta muy satisfactoria. Respecto al grupo que respondió a nuestra encuesta, la educación no dirigida parece haber tenido muchas más ventajas que inconvenientes en lo referente a la educación superior, las carreras profesionales deseadas y otras experiencias vitales relevantes.

Permanezca atento para leer los tres artículos restantes de esta serie (que se publicarán más adelante, de uno en uno), en los que encontrará mucha más información sobre las experiencias de estas personas que siguieron una educación no dirigida, en sus propias palabras.

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Entradas relacionadas:


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Para obtener más información sobre la naturaleza humana de la educación autodidacta, puede consultar el libro Free to Learn (“Libre para aprender”) (solo en inglés).

Nota: La autora de la ilustración Unschooling 101 de la parte superior del artículo es Idzie Desmarais. Idzie es una “desertora de la guardería”, autora de un fantástico blog llamado I’m Unschooled. Yes I can Write. (“No estoy escolarizada. Sí, sé escribir.”). Su sitio incluye, entre otras cosas, una lista de blogs de adolescentes y adultos que han recibido una educación no dirigida, así como una recopilación de entrevistas a personas que han seguido esta vía de aprendizaje.


Otros artículos de Peter Gray en inglés:

Traducción del inglés al castellano por: Laura Valencia Vallés

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