La palabra “erótico” viene de Eros, el dios griego del amor,
el cual disparaba a ciegas flechas a sus víctimas desprevenidas. En
ocasiones este es representado con los ojos vendados y eso representa
el factor aleatorio, es decir, cómo personas distintas son
alcanzadas por diferentes fuentes de estímulo. Lo que atrae a cada
uno es cuestión muy personal ya que el erotismo puede ser muy
específico para cada persona. Lo que sí es muy importante es que
las imágenes deben transmitir cierta tensión o carga sexual para
alcanzar su propósito aunque se dé el caso que para algunos no
despierten ningún tipo de excitación o que alguna persona no se dé
cuenta de lo que le resulta erótico hasta que lo ve.
Otras de las razones es la provocación. ¿Qué es la provocación?
¿Qué es exactamente lo que yo como fotógrafa intento “provocar”?
Una reacción, seguro, pero pienso que es algo más que eso. Una toma
provocativa debe generar la reacción que se espera de ella; algo
inesperado y nuevo que excede los límites normales del contenido, la
composición o el gusto. No buscaba o busco una provocación que vaya
ligada a la ira o a la irritación, aunque si lo consigo tampoco me
importa, más bien algo relacionado con la estimulación de los
sentidos, una reacción emotiva y emocional. La intención de este
proyecto es claramente una crítica hacia la censura, y la mejor
manera de hacerlo es usando nuestro cuerpo.
Y lo más importante que quiero destacar es el tema de los
trastornos sexuales y de la identidad sexual, donde se describen las
disfunciones sexuales, las parafilias y los trastornos de la
identidad sexual. Es en este tema en lo que realmente he centrado el
proyecto.
Las disfunciones sexuales se caracterizan por una alteración del
deseo sexual, por cambios psicofisiológicos en el ciclo de la
respuesta sexual y por la provocación de malestar y problemas
interpersonales.
Las parafilias son los impulsos sexuales intensos y recurrentes,
fantasías o comportamientos que implican objetos, actividades o
situaciones poco habituales. Estos trastornos producen malestar
clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras
áreas importantes de la actividad del individuo.
Los trastornos de la identidad sexual se caracterizan por una
identificación intensa y persistente con el otro sexo, acompañada
de malestar persistente por el propio sexo.
Así que todo me lleva a un mismo sitio, a la educación. Desde
muy pequeñas/os nos meten en la cabeza el tabú del sexo y todo lo
que se considera “natural” y “normal” y contra eso no hay
lucha alguna, pues te consideran un “enfermo”, UN MONSTRUO. Este
tema la verdad que me deja algo trastocada ya que una vez más nos
están diciendo con qué debemos y no debemos “ponernos cachondxs”,
con qué nos tenemos que excitar, qué es lo normal (mujer con
hombre) y qué es lo anormal (hombre con hombre… ya que mujer y
mujer es extremadamente excitante para la sociedad patriarcal en la
que vivimos y no hay ningún tipo de problema), la verdad es que este
tema me da mucho que pensar… y sinceramente, me cabrea.
Mi intención es que la gente se pare a reconsiderar lo que nos
imponen, ya sea el Estado, la iglesia, la educación, el DSM…
reconsiderar lo que es que manden en tu cuerpo o sexo, hacer ver que
en algunas ocasiones y casos, “Sufre más el que mira, que el que
enseña.”
Y… ¿Por qué “Monstruos? Es una fácil respuesta, es lo que
al fin y al cabo pensamos de aquellas personas que nos parecen fuera
de lo común, es simplemente, una (de las 7) definición de la RAE.
monstruo.
6. m. coloq. Persona de extraordinarias cualidades
para desempeñar una actividad determinada.
Galería y blog de donde lo extraje: http://www.pikaramagazine.com/2014/05/monstruos/
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