jueves, 17 de abril de 2014

Anarquía y meditación



Anarquía es organización social horizontal. Sin más amo que uno mismo, sin más soberanía que la individual y la del colectivo organizado, asambleariamente recomendamos.
La meditación es la actividad posible en el ser humano, donde observamos la vida, el individuo y el colectivo, la totalidad.
El desarrollo anarquista implica autocontrol sobre el ego, pues el ego, naturalmente tiende a querer protagonizar, acaparar, acumular, poseer. Y esto no es siempre práctico, en ocasiones sí es útil pero en muchas otras veces lo que sucede es que impide que el ser humano crezca, impide que podamos consensuar, llegar a acuerdos y tener experiencias en común, impide la cooperación. El anarquismo desarrolla la cooperación. La meditación no es reflexión, la meditación es observación y la observación trae consigo la comprensión. La meditación nos libera del imperio del ego, nos sitúa como observadores, conscientes de nuestra conexión con la vida, el movimiento; conscientes de nuestra conexión con el ego. Meditando no negamos la existencia del ego, lo observamos. Observamos nuestras relaciones humanas, las comprendemos. Comprender es un acto de amor. Tolerar es también un acto de amor. Para tolerar es bueno, útil, comprender, para hacer una auténtica cesión, pues eso es tolerar: ceder. En cooperación es necesario ceder. Pero también es necesario defender y luchar por aquello que consideramos correcto, útil, práctico, para uno y el colectivo. La meditación nos entrega la calma, la paciencia y la visión para poder encontrar respuestas. con la meditación las respuestas no vienen del intelecto, vienen del espacio que creamos entre nosotros y el movimiento de la creación. Meditando observamos, creamos ese espacio y las respuestas vienen. Pero meditar no es dormir. Es lo contrario, es estar atento y despierto por lo que cuando observamos las respuestas las señalamos conscientemte. Esas respuestas son útiles, son soluciones y eso es lo que necesitamos para desarrollar anarquismo real, en el día a día.
Meditando obtenemos clarividencia, nos centramos, centramos nuestra energía y nos volvemos eficaces. Pero no una eficacía basada en el conflicto biológico, en el estrés, por muy práctico que sea el estrés. Sino una eficacia ‘zen’. la eficacia del monje zen que llegado el momento suelta los dedos que sujetan la flecha y la flecha se dirije al centro de la diana. Si no se da en el centro no importa. No importa ese tipo de éxito, importa la práctica, la acción en estado de meditación. La acción nos lleva al resultado, un resultado pacífico y armónico. Claro que hay obstáculos y fuerzas que impiden la realización de nuestra acción. Meditando nos armonizamos con esas energías, y si algo es posible, lo realizamos. Y si se nos muestra como imposible, meditando nos armonizamos con esa aparente imposibilidad. Meditando logramos ver el aspecto posible de lo imposible.

Anarquismo es autogestión. La autogestión implica organización, trato social, inteligencia. La autogestión nos lleva a conocer nuestros recursos y posibilidades, observar recursos y posibilidades con mente abierta, a nuestro alrededor y más allá. La meditación nos lleva a la visión, el enfoque panorámico necesario para lograr autogestión. La meditación no es una religión con dioses y normas. Es una actividad natural, una acción voluntaria del organismo de contemplación.
Meditar es tomar control, soberanía, empoderamiento. De la meditación surje una nueva educación, una visión fresca y realista. Hay una política natural, biológica que surje del desarrollo de la conciencia, de la autorealización de la persona. Esta política es el anarquismo. Una conciencia desarrollada dota al organismo de autocontrol, sensibilidad, inteligencia natural. Una conciencia desarrollada no busca luchar con otros seres humanos, sino que se da cuenta de las otras personas nos necesitan y les necesitamos. Una conciencia alerta, despierta, pasa a la acción para que su organismo tenga alimento, pero esa acción tiene una ética, una ética fruto de la observación. Una conciencia desarrollada entiende la cooperación como fórmula de supervivencia y desarrollo. Y esto es de lo que habla el anarquismo. Una meditación real, profunda, que nos abre el corazón y nos libera del miedo, que nos vuelve activos, sociables, respetuosos con el otro donde nos lleva es al anarquismo. Un anarquismo práctico, constante, que busca soluciones, modos de convivir activa y pacificamente nos lleva a la meditación.

Claro que anarquismo es desarrollo social e individual libre. Uno libremente acepta acuerdos y compromisos. Y las plataformas de supervivencia autogestionadas nos permiten disfrutar de nuestra libertad, y desarrollar nuestros sueños, aquello que queremos hacer, sobre todo: vivir. La meditación consiste en eso, en vivir, en ser libres en armonía con nuestra situación actual. Y las cosas pueden ponerse muy difíciles externamente, meditar nos ayuda a tener la energía y la visión para pasar a la acción y solucionar nuestra situación por grave que sea porque nos armonizamos con esa situación sin apegarnos a ella, seguimos viviendo. Meditar es desapego. El desapego natural es el estado del ser más incontrolable por las fuerzas psicóticas que están en el poder egoista. Por esa razón desconocemos qué es meditación y asociamos la meditación con sectas pastoriles y lavados de cerebro. Sin duda que la meditación nos lava y baña la mente pero para ser nosotros mismos, no el diseño esclavista convencional implantado socialmente a golpe de sometimiento cultural y político.

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